Y en su Espíritu
Vivía el Fauno.
Pero estaba
cansado,
y soñaba cada día que se convertía en pez...
que nadaba ágil dentro del agua....
Huuuuum!
Estiraba y estiraba las ramas,
para poder ver a aquel pez
de color dorado,
que brillaba con los reflejos de los rayos del sol,
cómo se sumergía suavemente...
cómo reflejaba miles de rayos áureos
cada vez que el sol le acariciaba...
Y
ese agua... clara, transparente,
Fresquita, reconfortante.....
Soñaba con hacerse pez...
Un gran pez....
De los colores del Arco Iris....
Suspiraba con melancolía mientras
estornudaba...
Por otro lado, el pez dorado del pequeño lago,
veía cada mañana allí a lo lejos la gran silueta del árbol...
su majestuosidad...
el balanceo de las
ramas con el viento...
Toda la vida que allí se juntaba,
¡Qué maravilla tenía que ser
sentir en tus ramas a los pájaros cantar...!
Y sentir el contacto
de todos los animales
que viven en los árboles...
Ay!!! Qué melancolía...
Suspiraba el pez, soñando ser árbol.....
Y ocurrió, que un día sopló un gran tornado
una gran espiral se levantó,
y los lamentos del árbol
llegaron hasta el pez
dorado...
Y los anhelos del pez dorado...
Los escuchó el árbol...
En un continuo girar y girar de sonido,
vibración,
girando...
girando...
Ambos se quedaron sorprendidos...
Escuchándose...
Sintiéndose...
Y
desde aquel momento
El Árbol y el Pez Dorado
Se fundieron en una sola energía...
Y cuando el Árbol quería ser Pez...
El Pez le permitía entrar en su energía...
Y
cuando el Pez quería ser Árbol,
cerraba los ojos...
Y experimentaba la energía de su amigo...
Y así... se dieron cuenta
que todo es Uno...
Que toda la Energía
Está contenida en el UNO
Y su fusión
se mantuvo a través de los tiempos!,
Fin del Cuento